Datos y Migración: La Nueva Forma de Crear Políticas Públicas que Funcionan

Migración

La migración es uno de los fenómenos sociales más dinámicos del siglo XXI, y hoy—más que nunca—requiere decisiones basadas en evidencia. Con una diáspora de 13 millones de mexicanos en 2017, México se posiciona como la segunda más grande del mundo. Paralelamente, el país pasó de un perfil migratorio centrado en la emigración a un sistema mucho más complejo: retorno, tránsito, inmigración y desplazamientos internos.

Entre 2010 y 2017, los eventos de tránsito irregular casi se duplicaron, de 128 mil a 296 mil, revelando un cambio profundo en los flujos. En un contexto así, las intuiciones ya no bastan: solo los datos permiten entender causas, anticipar tendencias y diseñar políticas públicas que realmente funcionen.

En este artículo, analizamos cómo la analítica avanzada está redefiniendo la gobernanza migratoria, qué información existe hoy y cómo el uso adecuado de los datos puede transformar la experiencia tanto de migrantes como de comunidades receptoras.

Panorama actual de la migración en México

México atraviesa un momento migratorio único. Aunque el país ha reducido los flujos irregulares en 66% desde 2023, también ha registrado 44 millones de entradas regulares—la cifra más alta en su historia, con un crecimiento del 132% frente a 2020.

Además:

  • Tabasco concentra el 37% de los flujos irregulares (292,457 eventos).
  • El Censo 2020 identifica 1.1 millones de extranjeros residentes, principalmente de EE.UU. (73.5%), Guatemala y España.
  • La migración de retorno se ha desplomado: de 859,000 (2005–2010) a menos de 500,000 (2010–2015).
  • México es el país con menor intención de emigrar en América Latina: solo el 14% desea hacerlo.

Este panorama exige políticas flexibles, con visión humanitaria y basadas en datos actualizados en tiempo real.

El papel de los datos en la comprensión del fenómeno migratorio

Los sistemas de información migratoria se han convertido en la columna vertebral de la gobernanza moderna. Las políticas basadas en datos son indispensables para cumplir metas como la 10.7 y 17.18 de la Agenda 2030, enfocadas en movilidad humana y fortalecimiento estadístico.

Hoy las fuentes de datos incluyen:

  • Estadísticas: censos, encuestas, registros del INEGI.
  • Administrativos: visados, regulación migratoria, permisos de tránsito.
  • Innovadores (Big Data): geolocalización, análisis de movilidad, monitoreo en tiempo real.

Herramientas clave:

  • DTM (Matriz de Seguimiento de Desplazamiento): monitoriza flujos y necesidades humanitarias.
  • Portal Global de Datos Migratorios (OIM): consolida estadísticas comparables por país.
  • Datos.gob.mx: 12 conjuntos de datos abiertos sobre migración, remesas, tránsito y protección.

Además, el desglose por sexo y género es esencial: las mujeres ya representan 48% de la migración global, pero la falta de datos limita la evaluación de riesgos y oportunidades para ellas.

Cómo los datos transforman las políticas públicas migratorias

La política migratoria mexicana está transitando hacia modelos data-driven. La Coordinación de Política Migratoria (CPM) utiliza analítica avanzada para diseñar estrategias con enfoque humanista que consideran origen, tránsito, destino y retorno.

Entre las herramientas más relevantes:

  • Indicadores de Gobernanza Migratoria (IGM): permiten evaluar políticas a nivel nacional y estatal (Oaxaca, Guanajuato, Tamaulipas, Chihuahua).
  • Plataformas de atención y retorno como México te abraza y Bienvenidos a Casa integran datos para coordinar a 34 dependencias y agilizar la reintegración de mexicanos repatriados.
  • Mapeo granular de vulnerabilidades permite detectar zonas críticas de tránsito y concentrar operativos humanitarios.

Sin embargo, aún persisten retos importantes:

  • Falta de datos desagregados sobre violencia, trata y explotación de migrantes.
  • Insuficiente integración entre bases de datos nacionales y regionales.
  • Necesidad de protocolos estandarizados para compartir datos entre países.

Cuando se articulan correctamente, los datos permiten pasar de respuestas reactivas a políticas predictivas, capaces de anticipar flujos, riesgos y necesidades.

Conclusión

La relación entre migración y datos es hoy más relevante que nunca. México enfrenta un ecosistema migratorio complejo, pero también cuenta con herramientas estratégicas para entenderlo mejor. Los indicadores, censos, registros administrativos y fuentes innovadoras de big data nos permiten analizar tendencias con mayor precisión y diseñar políticas verdaderamente efectivas.

El enfoque actual, centrado en la persona migrante, representa un avance significativo hacia modelos humanistas y basados en evidencia. Aun así, la falta de datos críticos sobre poblaciones vulnerables continúa siendo un desafío urgente.

Lo que es claro es que el futuro de la política migratoria depende de la calidad de los datos que generemos hoy. La transformación digital abre una oportunidad histórica para construir políticas públicas más coherentes, inclusivas y adaptadas a las realidades de la movilidad humana.

Los datos no solo describen la migración: son la clave para transformarla en un proceso más seguro, ordenado y humano.